El Vital Death Café se concibe como un espacio humano para la reflexión colectiva sobre la experiencia humana, basado en el reconocimiento de nuestra mortalidad inherente. Es una invitación a reunirse en encuentros auténticos con otros que sienten la necesidad de compartir preguntas, inquietudes y visiones sobre lo que significa vivir —y morir— con dignidad. Ofrece un espacio para redescubrir nuestra humanidad compartida a través de la práctica mutua de la vulnerabilidad confiable.
Uno podría preguntar, ¿por qué es necesario un espacio como este? La respuesta radica en la creciente ausencia de tiempo y oportunidad para habitar colectivamente las preguntas más profundas de la condición humana. También refleja un clima social más amplio marcado por la desconfianza, el aislamiento, la soledad no deseada y el abandono. En un sistema que descarta a aquellos considerados improductivos según los estándares capitalistas, nos enfrentamos no solo a la constante amenaza de exclusión, sino también a una atmósfera violenta de guerras culturales, cultura de la cancelación, xenofobia, racismo y confrontación ideológica.
Al mismo tiempo, la aporofobia (miedo o rechazo a los pobres) y la sociofobia imperantes dan lugar a una serie de mecanismos de autoprotección que alimentan la autoabsorción y la creciente virtualización de la vida y las relaciones. En este contexto, parece que caminamos a través de nuestras biografías personales y colectivas en un acto diario de equilibrio precario.
El Vital Death Café se abre como un regalo de tiempo necesario: tiempo para ser y existir como seres humanos, compartiendo desde la necesidad intrínseca de reflexionar y acompañarnos mutuamente a través de las muchas transiciones de la vida.